Cuando se plantea la compra de nuevos equipos para un estacionamiento, ya sea de nueva instalación o la renovación de uno en funcionamiento, siempre surge la misma duda: ¿boletos de estacionamiento de papel o tarjetas plásticas?

En los últimos años, se ha visto como la balanza se decantaba por las tarjetas plásticas gracias a su capacidad de reutilización, permitiendo múltiples usos de las mismas.

Pero a pesar de esta gran ventaja, existen múltiples inconvenientes a corto y largo plazo que hacen que el uso de estas tarjetas plásticas no sean tan rentables como parecen.

1.

Los equipos dispensadores de tarjetas plásticas son mucho más caros que los emisores de boletos de papel. Por tanto la inversión inicial para su puesta en marcha es algo más elevada.

2.

El desgaste de los equipos dispensadores de tarjetas plásticas es mucho mayor que las impresoras de boletos de estacionamiento. Su mantenimiento y los recambios hacen que el gasto para mantener el sistema en las mejores condiciones sea mayor.

3.

Los equipos dispensadores de tarjetas plásticas tienen una menor capacidad, permitiendo almacenar entre 250 y 500 tarjetas dependiendo del equipo. Los equipos emisores de boletos pueden generar entre 2.500 y 5.000 boletos diferentes en un solo recambio. Esto hace que el personal tenga que estar constantemente reciclando las tarjetas, sobre todo el estacionamientos de alta rotación.

4.

Aunque las tarjetas plásticas tengan un mayor uso que los propios boletos de papel, que sólo tienen uno, sufren un desgaste por rozamiento al ser expulsadas / introducidas en los equipos.

Este desgaste genera una grasilla en la superficie de la tarjeta, provocando que se peguen entre ellas. Por tanto, cada vez que se quiera reutilizar una tarjeta plástica de estacionamiento, es necesario limpiarla, perdiendo horas de trabajo en ello.

5.

Las tarjetas plásticas no muestran información útil para los clientes que sí puede imprimirse en los boletos de papel, como la fecha de entrada, hora de entrada o el número de placa si hay instalado un sistema LPR.

Por tanto, el sistema no es del todo transparente de cara al cliente, generando cierta desconfianza. Los boletos de papel ofrecen mayor seguridad y mejor experiencia.

6.
El futuro se encamina en compatibilizar el sistema del estacionamiento con las tecnologías móviles. Una de estas funciones digitales es pagar desde el propio celular o aplicar descuentos con una app escaneando el código de barras o BIDI del boleto.

Esto es imposible de realizar con tarjetas plásticas. Aquellos estacionamientos que las utilicen, están quedando fuera del negocio del estacionamiento digital que cada vez están cobrando más importancia en multitud de países.